La antigua carretera de la ciudad de Toluca a Ixtapan de la Sal, era bastante peligrosa y estaba rodeada por un precipicio sumamente profundo y de roca sólida. Una noche un autobús circulaba por aquel peligroso camino. La mayoría de los pasajeros iban dormidos, de pronto comenzó a llover, cuando éste inició el descenso por las famosas curvas de Calderón, que eran muy cerradas y peligrosas.

Los pasajeros se dieron cuenta de que el autobús iba demasiado rápido, reclamando al conductor, el cual solo pudo decir: ¡Están fallando los frenos!, era imposible controlar el volante y en pocos segundos en una curva el camión se precipita al vacío, murieron muchos en el instante del golpe, otros quedaron inconscientes, fueron consumidos por las llamas cuando el autobús se incendió.
Poco tiempo después, por la carretera comenzó a circular un autobús antiguo, pero muy bien conservado, con pasajeros muy bien vestidos, que siempre iban despiertos, pero sin pronunciar una sola palabra. De vez en cuando recogía a gente en medio del camino, transportándolos, sin contratiempos cerca de su destino, pues nunca llegaba a la terminal, el conductor les pedía que bajaran un poco antes diciendo: ¡Baja ahora y no te gires antes de que cierre la puerta o jamás dejarás el autobús!
Quienes obedecen escuchan el sonido de la puerta al cerrar y el motor arrancar, pero no ven nada alejarse. Los desobedientes que se giran, ven el autobús hecho pedazos, dentro de él esqueletos descarnados, personas calcinadas, y desmembradas y a partir de ese momento su fantasma sube al autobús y viajará eternamente en él por causa de su desobediencia.
Tema de interés: Leyenda: El mito de las 3:00 am ¿Te has despertado a esta hora?