La CDMX vibró con emoción y nostalgia durante el concierto de Carlos Rivera, que marcó no solo su decimoctava presentación en el escenario, sino también dos décadas de trayectoria artística y sus 38 años de vida.

Desde el primer instante, el carismático cantante envolvió al público con su energía y talento, iniciando un viaje musical que abarcó lo más profundo de sus emociones.
Con cada acorde y cada palabra, Rivera transportó a los espectadores a través de sus éxitos, desde los temas de desamor que marcaron sus inicios hasta las canciones más alegres que celebran la vida.
Entre lágrimas y sonrisas, el artista compartió momentos íntimos y reflexiones sobre su propio viaje personal, honrando a quienes ya no están y celebrando los logros alcanzados.
Hoy celebramos muchas cosas, mi concierto 18 en este recinto y hoy hace 20 años hice mi aparición en La Academia y sabía que al entrar ahí mi vida iba a cambiar, así que empiece la fiesta y ¡qué viva México!”. expresó.
El concierto fue mucho más que un recital; fue un viaje al pasado, rememorando los inicios del cantante en Huamantla, su ascenso en la industria musical y su victoria en un reality show que cambió su vida para siempre. Cada canción resonaba con significado, llevando a los asistentes a través de los altibajos de la vida y el arte.
El punto culminante llegó cuando el público entonó “Las Mañanitas” en honor al cumpleaños de Carlos, quien prometió seguir cantando hasta el momento exacto de su nacimiento.
Con una ovación, el recinto se convirtió en un mar de admiración y gratitud hacia un artista que ha dejado una huella imborrable en la música y en el corazón de sus seguidores.
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