Existen cuatro tipos de manipulación: la adulación, la hostilidad, la desatención (como castigo) y el victimismo.

Cuando se utiliza alguna de estas estrategias lo que hacemos es “jugar un papel”.

Por ejemplo; cuando pretendo causar atención y culpabilidad, juego el papel de víctima; cuando mi intención es intimidar para conseguir mis objetivos, juego el papel de verdugo, etc.

 

Por ello te compartimos tres sencillos pasos para evitar caer en la manipulación de otra persona.

   

1.- Identifica qué papel juega.

El manipulador está demandando algo de ti.

Date cuenta de cuándo se convierte en un actor para conseguir aquello que quiere. Identifica cuál es su papel (verdugo, víctima, adulador) y la forma de manipulación que le sigue.

2.- Ten compasión y sonríe.

Para que pierda el poder sobre ti y seas tú quien lo tenga, es importante romper el hielo.

Recuerda que la sonrisa rompe inmediatamente los patrones de conducta condicionados.

No se trata de soltar una carcajada sarcástica, se trata de una sonrisa amable y juguetona.

Estás entendiendo que somos seres humanos, que esos papeles los jugamos todos, y que cada uno lo hace lo mejor que puede o sabe. Pero te has dado cuenta de la manipulación, en esta ocasión, y tienes la intención de resolverlo con amabilidad.

3.- Respira y actúa. Ahora que ya has identificado, es el momento de pasar a la acción consciente.

Es el momento de ejecutar una respuesta libre, sin ataduras ni para ti ni para los demás.

Es el momento de enseñarle a la otra persona que no eres víctima de ninguna manipulación, pero que estás ahí para escucharla y negociar un trato justo.

 

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